Su constructor fue San Juan Bosco, humilde campesino nacido el 16 de agosto de 1815, de padres muy pobres. A los tres años quedo huérfano de padre. Para poder ir al colegio tuvo que andar de casa en casa pidiendo limosna. La Santísima Virgen se le había aparecido en sueños mandándole que adquiriera “ciencia y paciencia”, porque Dios lo destinaba para educar a muchos niños pobres. Nuevamente se le apareció la Virgen y le pidió que le construyera un templo y que la invocara con el titulo de Auxiliadora. Empezó la obra del templo con tres monedas de veinte centavos. Pero fueron tantos milagros que Maria Auxiliadora empezó a hacer en favor de sus devotos, que en sólo cuatro años estuvo terminada la gran Basílica. El santo solía repetir: “Cada ladrillo de este templo corresponde a un milagro de la Santísima Virgen”.
Desde aquel santuario comenzó a extenderse por el mundo la devoción a la Madre de Dios, bajo el titulo de Auxiliadora, y son tantos los favores que Nuestra Señora concede a quienes la invocan con ese titulo, que esta devoción ha llegado a ser una de las mas populares. San Juan Bosco decía: “Propagad la devoción de Maria Auxiliadora y veréis lo que son milagros” y recomendaba repetir muchas veces esta oración: “María Auxiliadora, rogad por nosotros”. El decía que los que dicen muchas veces esta jaculatoria consiguen grandes favores del cielo.
1 comentario:
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